Liturgia Diária 03/08/2018 – 17º Semana del Tiempo Común – Viernes

Evangelio (Mateo 13:54-58)

Evangelio (Mateo 13:54-58)

— El Señor esté con vosotros.

— Y con tu espíritu.

— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según San Mateo.

— Gloria a Ti, Señor.

54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» 57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

— Palabra de la Salvación.

— Gloria a Ti, Señor.

Homilia

Necesitamos sembrar el Evangelio, porque es ese el papel del apóstol: evangelizar y sembrar el Evangelio que recibió en tu corazón

“Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios” (2 Cor 4, 7).

Celebramos, hoy, el apóstol Santiago. El Tiago que celebramos, hoy, es hermano de Juan evangelista, y todos ellos estaban cerca de Jesús en los primeros llamados para el seguimiento del Maestro. Siempre que Jesús realizaba cosas más íntimas, invitaba los tres: Pedro, Tiago y Juan.

Cuando celebramos los seguidores de Jesús, la Palabra que viene a nuestro encuentro es esta que Pablo dirige a los Coríntios: “Traemos ese tesoro en vasos de barro, para que todos reconozcan que este poder extraordinario viene de Dios y no de nosotros.

El apóstol esta revestido de fragilidad humana, él reconoce su debilidad, y todo que él hace y predica no es de él, pero de Dios. El apóstol es instrumento del Señor, para que la gracia de Él llegue a los corazones.

Jesús necesitó, primeramente, de estos doce apóstoles, que simbolizan las doce apóstoles, que simbolizan las doce tribus de Israel, que se cerraron y, ahora, por los apóstoles, se abren para todo el mundo. El mundo habitado va recibir la Palabra de Dios por el testimonio de vida de estos apóstoles, cada uno va para un rincón del mundo, cada uno va llevar la Palabra del Evangelio para que ella llegue a los corazones. El apostolado se multiplico. De esos doce, vinieron más doce, y el Evangelio llegó hasta nosotros. Una vez que nosotros entramos en la escuela de Jesús y nos convertimos en discípulos de Él, necesitamos ser apóstoles.

El discipulo es aquel que recibio, el apóstol es aquel que lleva. El discípulo es aquel que aprende, el aspóstol es aquel que enseña. Un apóstol nunca puede dejar de ser discípulo, de aprender en la escuela de Jesús, pero él también no puede renunciar a su apostolado. En la fragilidad humana, él debe llevar el Evangelio a los corazones.

Tiago es venerado en España, porque la tradición más antigua dice que él fue predicar el Evangelio allí. En el mundo hispánico, el Evangelio llego a América Latina y al mundo en que estamos.

La Palabra se expande y no sabemos donde ella llega. Necesitamos sembrar el Evangelio, porque ese es el papel del apóstol: evangelizar y sembrar el Evangelio que recibió en su corazón.

¡Dios te bendiga!